viernes, 15 de mayo de 2009

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#564

...'' Ella sin expectativas de pasar por el mismo lugar dos veces, sabía que era su último día en la ciudad. Luego partiría a alguna zona tranquila alejada de toda la gente que con sus ojos la juzgaba por su forma de vivir. Su forma de vivir no era algo por lo que la tendrían que juzgar, corrijo, mas que nada era su forma de ver la vida, porque para ella la vida era :
-Lo que sucede mientras estamos ocupado en otra cosa-
y hablaba de los malos hechos como :
-Asuntos que nos marcan hasta el día de nuestra muerte.

Esa noche,antes de marcharse cruzó las puertas de su hotel con la misma expresión desapacible de siempre. Optó por subir las escaleras para no perder tiempo en esperar el asensor e irrumpió en su habitación súbitamente como si fuera a sorprender a alguien...pero estaba sola.

Se acostó en su cama y miro hacia el techo como si este fuera el confidente de sus pensamientos, era una costumbre tan característica de ella
Luego se sentó en la silla había junto a la ventana, y tocó suavemente la tapa del cuaderno que reposaba sobre una mesa de té delante de ella. Con un fárrago en la mente se decidió a escribir una carta, no una mordaz nota sobre su hastío hacia el mundo, sino una apacible carta de amor:

...''Cuando te veo no siento nada, solo que el maldito mundo me observa.
Cuando estas cerca...siento mas que sentir, convivo con algo día a día que me impide continuar libremente por la vida.. viviendo las pasiones que todas las personas normales sienten.
Estoy destinada a pasar mi existencia rechazando ofertas de superfluos amoríos porque...
por alguna incomprensible razón, creo que te entregué todo lo que abstractamente poseo,
y mi alma no se recupera con nadie de la forma en que me la devuelves cada vez que nos encontramos.
Mi paciencia se agotó, y el ruiseñor canta con que la noche nos azota, y en vez de descansar mi mente estoy atrapada en un interminable insomnio, manifestando todo lo que se haya dentro mío y lo que nunca en ninguno de nuestros encuentros tuve el valor de decir, palabras que no estoy acostumbrada a pronunciar, cosas que nunca tuve el valor de afrontar, sentimientos que mas de una vez me hicieron llorar... sin embargo nunca te molestaría con proposiciones indecentes que pudieran impedirte ser feliz... solo dejaré todo como esta que las cosas fluyan..y que algún día quizá alguien puede reemplazarte, pero me temo que ese día nunca llegará''....

Al concluir esto se fue a dormir.

A la mañana siguiente luego de juntar sus cosas, dejo la carta sobre la cama, y avisó
a la sirvienta del hotel que no la quitara, ya que era para el próximo inquilino, a quien ella conocía muy bien.



Piru